La pandemia del plagio: víctima y Quijote

De lo increíble a lo indigno, pasando por lo abusivo, recreándose en lo irrespetuoso y llegando claramente a lo PUNIBLE (¿o no?)

Vladimir Estrada
Personas que Marcan

--

Amigo lector:

Recibe como es habitual mi más atento saludo y toda mi gratitud por visitar este, el espacio que comparto contigo en Medium, para compartir contenidos, interactuar sobre ellos y crecer juntos. Plataforma que, como es mi costumbre, te invito cordialmente a utilizar, porque en ella tienes mucho por ganar (comodidad, facilidades, red propia y fácilmente ampliable, difusión, conexión instantánea con otras plataformas sociales, tecnología de excelencia… y GRAN FUTURO, entre otras cosas) y nada, pero absolutamente nada que perder. Así que no te lo pienses más: este es tu espacio.

Y hoy te hablaré (con dos ejemplos concretos y probados, y mostrando LAS PRUEBAS) de una pandemia extremadamente dañina para la creación intelectual… y para el intelecto, el alma y la marca personal de quienes enferman de ella. Porque lo es. Definitivamente.

¡Adelante!

El plagio es, posiblemente, la peor de las enfermedades que afectan a la creación y difusión de contenidos en línea (y también offline), y urge trabajar para eliminarlo, minimizarlo, o al menos acorralarlo con acciones que generen efectos de alto poder disuasivo. Porque es muy triste estudiar, investigar, prepararse bien, invertir tiempo, utilizar los recursos intelectuales y emocionales que implica crear algo desde el intelecto propio (sobre todo si es con ánimo de contribución) y que luego llegue un personaje indigno, se apropie de parte o todo lo creado y lo difunda como suyo, sin dar al creador el merecido crédito por su obra. Sea de la índole que sea.

La situación actual en el tema es muy oscura, y en mi opinión, las tendencias presentes y previsibles no la aclaran gran cosa. Se plagia mucho, de muchos modos y con múltiples objetivos: obtención de contratos, logro de títulos académicos, alcanzar visibilidad y posicionamiento, en fin… Y posiblemente la zona creativo/productiva y de difusión más afectada por el fenómeno es la red, por diversas y entendibles razones como la facilidad de acceso al contenido y la dificultad para la detección del hecho (entre otras), a pesar inclusive de los múltiples programas creados para evitarlo, detenerlo, disuadir de cometerlo… y por supuesto, una vez cometido, detectarlo, y una vez detectado, actuar. He hecho referencia al tema del plagio en varios trabajos; entre ellos, Cómo usar un blog en modo branding personal (2016), y Algunos problemas actuales del personal branding, y cómo gestionarlos (2017), en los cuales -entre otros varios tópicos- reflexiono, cuestiono y propongo acciones al respecto. Este post va en esa dirección.

Como escritor en línea, estoy muy expuesto a ser plagiado al igual que muchísimos colegas que reciben tal indigna agresión a su creación y a sus derechos morales y patrimoniales (por ejemplo, los expertos en marketing digital suelen sufrir mucho este flagelo, lo denuncian a menudo, y proponen métodos y herramientas para atacarlo). Yo lo he sido unas cuantas veces; tengo constancia plena de unos trece casos (todos detectados por casualidad, pues nunca ando en busca de eso ni tengo tiempo para ello). Pero hoy quiero referirme a dos de esos casos que, por sus características y debido a la calidad de los involucrados, me resultan extremadamente alarmantes. Y casualmente, en ambos me ha sido plagiado el mismo artículo, cuya versión más actual puedes leerla aquí en mi blog (importada): Cómo transformar estratégicamente la gestión humana.

Caso 1

Descubrí este caso hace dos años, haciendo una búsqueda sobre cierta frase de otro autor que yo había usado en ese artículo (citándole, por supuesto). Pues resulta que una conocida consultora copió textualmente toda una sección de mi artículo (que estuvo originalmente en este link que ya no funciona: https://vladycuba.wordpress.com/2010/05/30/generalidades-y-algunos-problemas-actuales-de-la-gestion-humana-ideas-y-propuestas-para-trabajar-por-el-cambio/ , y actualmente aparece en este otro, luego de yo cambiar el nombre de ese blog -que está en línea, pero ya no escribo en él-: https://profesorestrada.wordpress.com/2010/05/30/generalidades-y-algunos-problemas-actuales-de-la-gestion-humana-ideas-y-propuestas-para-trabajar-por-el-cambio/), y la incluyó como texto propio en uno suyo publicado en IDC (titulado Talento: clave en empresas exitosas).

Se trata de un trabajo relativamente viejo: lo escribí a inicios de siglo estando aún en Cuba (salí en 2007), fruto de investigaciones y consultorías efectuadas a organizaciones cubanas y de experiencias de intercambio con algunas extranjeras. Su contenido hizo parte de mis trabajos mientras cursaba mi Maestría en Consultoría Gerencial (iniciada en enero de 2002 y defendida en diciembre de 2006). Fue utilizado como bibliografía por estudiantes míos para sus Tesis de Licenciatura en la Universidad de la Habana, y por dos colegas para las de Maestría. Lo publiqué en mi primer blog, que estaba en Blogger (tuve dos ahí, creo), y luego lo pasé a Wordpress. Sigue siendo utilizado como fuente por alumnos de diferentes materias que imparto en grado y postgrado. Y además, anduvo o anda aún por varios sitios de la red, pues en esos tiempos yo solía colocar mis trabajos por todas partes (no tenía mucha noción del concepto contenido duplicado).

He aquí el fragmento plagiado en este caso:

La cada vez mayor globalización de los procesos económicos, tecnológicos, sociales, políticos y culturales de la humanidad, está universalmente reconocida y asumida como tendencia irreversible del siglo XXI y sucesivos; y la misma amplía, diversifica y profundiza cada día más su ya bien demostrada influencia en todas las esferas de la existencia humana en su conjunto, de lo cual no escapa nada ni nadie.

Por otro lado, la velocidad nunca antes vista de los cambios de toda índole que se suceden a todos los niveles en el planeta, algunos para nuestro bien y otros que si continúan podrán destruir nuestra especie y al planeta mismo, hace prácticamente imposible que nos acostumbremos o pensemos a largo plazo en un modo estable de vivir, trabajar, producir y prosperar, porque todo puede transformarse de la noche a la mañana bajo el impacto estremecedor de un nuevo y espectacular avance tecnológico que cambia las reglas del juego en el negocio.

Por tanto, las organizaciones tienen que adaptarse a vivir en este nuevo y ya irreversible modo existencial dentro del cambio y la globalización, y procurar ser efectivas en el mismo si desean sobrevivir y crecer. El cambio es obligatorio, solo el progreso es opcional, decía Urbansky, un teórico de estos temas, en los 90 del pasado siglo. Y el gran Peter Drucker, quien es a mi juicio el más grande pensador y creador en el ámbito gerencial de la historia humana, dejó para una posteridad que ya es actualidad, esta reflexión tan contundente y esencial: Desde mediados de los 70, lo que conocíamos sobre administración, ya no nos sirve.
En el futuro inmediato, los gerentes tendrán que ser capaces de olvidar lo que hacían, tan rápido como aprendan las nuevas cosas que tienen que hacer.

Pero resulta imposible pretender lograr las transformaciones organizacionales imprescindibles para cumplir estas exigencias asociadas al cambio y la globalización, sin promover profundos cambios en todos los procesos de trabajo con las personas que integran cada organización, ya que son ellas las que con su desempeño contribuyen a la satisfacción de los clientes con los bienes y servicios que la misma oferta al mercado, o en caso contrario, provocan la insatisfacción que tanto afecta, con los correspondientes efectos negativos sobre los flujos de caja, entre otros temas; lo cual debería hacer reflexionar a cada gerencia sobre esta sencilla interrogante: ¿qué hacer para que todos los trabajadores sepan, quieran y puedan hacer lo necesario en cada momento para cumplir las metas organizacionales, en la mayor armonía posible con su propia realización individual como seres humanos y ser realmente humanos talentosos?

La última frase (la que no está en negritas ni cursivas) es el único “aporte” hecho al texto por su pretendida autora, evidentemente para hacer coincidir de alguna forma el fragmento plagiado con el tema de su artículo. Y entrecomillo “aporte”, porque usar tal frase en este contexto denota, además, incompetencia. No sé de donde saca que la condición de “humano talentoso” puede ser la aspiración plausible que derive del contexto planteado en la interrogante, a la cual ella le ha pegado ese cierre impropio y totalmente incongruente. Hasta para plagiar hay que saber del tema.

Y quien lee completo el trabajo de la distinguida señora, y se detiene en el fragmento plagiado, no puede entender el hecho ocurrido. Hay formulaciones muy mías, que abundan en mi producción intelectual y son ampliamente utilizadas por mí y por mis estudiantes en la docencia universitaria que imparto en grado y postgrado desde hace más de dos décadas; frases que tienen mi sello personal y sobre cuyo origen sería prácticamente imposible confundirse, si se ha leído algo de mis trabajos. Por ejemplo: la pregunta final “¿qué hacer para que todos los trabajadores SEPAN, QUIERAN y PUEDAN hacer lo necesario en cada momento para cumplir las metas organizacionales, en la mayor armonía posible con su propia realización individual como seres humanos -te la cito sin el aporte, por supuesto-?, responde a un modelo de gestión/liderazgo que he generado como fruto de investigaciones e intervenciones desarrolladas durante muchos años en decenas de organizaciones y trabajando como consultor o formador con cientos de líderes; muchos de mis estudiantes y diversos clientes de consultoría con quienes he trabajado en diferentes etapas manejan ese tema como el modelo SQP (por Saber, Querer, Poder, ya desarrollado conceptual y metodológicamente, y validado en la práctica), y puedes hallarla tal cual, o enriquecida con algún nuevo elemento -como interrogante o como afirmación, dependiendo del contexto- en varios de los artículos que he publicado en La Nueva Ruta del Empleo, en el primero que publiqué en Puro Marketing, en un Manual de Administración por Objetivos que escribí hace algún tiempo y solo lo utilizo con fines docentes y consultivos (esto último está por cambiar, por cierto, pues lo estoy enriqueciendo y combinando con otros trabajos y nuevos resultados para lanzar muy pronto un libro más actualizado, de mayor vuelo, que incorporará nuevos temas), y en otros diversos textos, en mis blogs, en informes de investigación y consultoría, en ponencias presentadas en Congresos, y por supuesto, en mi libro más reciente, lanzado en el maravilloso e impactante Congreso Internacional Personal Branding Lab Day 2017: Con nosotros, TODO, sin nosotros, NADA (¡gracias, Guillem!).

Y en cuanto a forma, nada que ver: nuestros estilos son totalmente diferentes (basta leer otros textos de ambos para darse cuenta, y el trabajo plagiado en particular se parece muchísimo a mí), y además, su artículo no respeta la organización ni la puntuación original de la zona plagiada, resulta claramente perceptible el cambio de autoría entre su zona y la mía a partir del lenguaje, etc. Pero ese es otro asunto.

Lo más curioso del caso es que yo escribí un mensaje al portal IDC acerca del hecho (helo aquí), ilustrándolo con los links de ambos trabajos y copiando en negritas el fragmento plagiado, para despejar toda duda; y al día siguiente o al otro les escribí un segundo mensaje solicitando atención al caso. Jamás recibí respuesta ni hubo acciones pertinentes de ellos al respecto, pues el texto todavía sigue en línea hoy. Había decidido dejar el tema así (estaba demasiado ocupado para dar seguimiento a tales “nimiedades”); pero luego he visto y sufrido muchos nuevos casos -propios y ajenos- y he decidido difundirlo, para contribuir de un modo práctico y ejemplarizante a la lucha contra tal maligno flagelo. Basta ya de silencio: es hora de combate. Como dijera hace muuuuchos años Silvio -1969- en el texto memorable de una canción de culto (titulada Cuántas veces al día):

¿Qué silencio oportuno nos convierte en prudentes?

Mi silencio prudente ha terminado (de nombres y no de hechos, pues vengo denunciando los hechos hace tiempo). Pero este ejemplo, aún dentro de la gravedad de sus implicaciones éticas, no es el más delicado y peligroso de los que hoy te traigo, en mi opinión. Porque no condujo a lo que sí llevó el siguiente, que es inclusive anterior al ya descrito. Por favor, léelo y me dirás.

Caso 2

Este lo acabo de descubrir hace unas semanas, de forma casual. Se trata del Informe de la Visión Prospectiva del Talento en Latinoamérica (vaya nombre rimbombante, ¿verdad?), “elaborado” en 2011 por un grupo de estudiantes de la Maestría en Gerencia Empresarial (asignatura Gerencia Estratégica del Talento Humano), de la Universidad Fermín Toro, de Venezuela. Estos maestrantes, para la segunda parte de su Informe, copiaron textualmente por completo el mismo artículo del caso anterior (al parecer, di en el clavo con ese trabajo, ya que tanta gente me lo copia, jeje), y en el texto publicado por ellos aparece el nombre y el título de la Facilitadora de la materia. La publicación del trabajo fue efectuada en su página de Issuu por una de las integrantes del equipo, quien por demás, se presenta allí como Docente en Educación Superior (¡¿?!). Qué vergüenza ajena siento, por Dios. Habría que ver si los demás trabajos de la “colega” padecen el mismo mal. Lo único que falta por saber es si copiaron la primera edición de ese artículo en mi blog, o si lo hicieron en la versión publicada por mí en Issuu, o la de Scribd, o de otro espacio (por mi parte, me da igual). Ese texto ha navegado bastante.

Pero ellos no son los únicos responsables. ¿Qué han hecho al respecto sus ilustres profesores, que les han permitido evaluarse con este trabajo -y posiblemente con otros en igual condición fraudulenta, pues aunque ello no me consta, tampoco me extrañaría, dado este precedente- sin comprobar la procedencia de los contenidos presentados por ellos? Y la ilustre dirección académica institucional, ¿no controla ni evalúa el quehacer de sus académicos y estudiantes de postgrado en cuanto a su producción intelectual? ¿Qué legitimidad -y hasta licitud- pueden tener los títulos de Máster “obtenidos” y otorgados por esa Universidad bajo esta lógica fraudulenta de presentar informes de carácter evaluativo que son copias textuales de trabajos de otros autores, sin citarles, o sea, literalmente, usurpando la autoría de los textos copiados?

En este segundo caso, es MUY NOTORIA la copia fraudulenta. Quien lee todo el trabajo hasta el punto en que inicia el plagio, y sigue leyendo a partir de ahí, nota de inmediato la enorme diferencia estilística y de manejo temático. Sí, dije ENORME. Y agrego ABISMAL. Hay que ser muy permisivo, o muy negligente, o muy incompetente, o muy cómplice del caso, o dos o más de estas opciones, para no notarla.

Y lo más risible del asunto es que ni siquiera se tomaron el trabajo de procesar un poco el texto, adecuándolo al menos en algo a su estilo (digo, si es que tienen algo de eso llamado estilo personal), o extractando los elementos básicos y elaborando algunas ideas más o menos propias alrededor de ellos, etc. Para nada. Copia textual completa, salvo unas pocas palabras cambiadas o incluidas para dar contexto (la inclusión del nombre de su país en un momento conveniente, por ejemplo). Por Dios, ¡no se puede ser tan torpe!

FUENTE: https://issuu.com/maggarc/docs/informe_de_talento_humano

Estas de la imagen anterior, capturada en su texto, son las “referencias bibliográficas” incluidas por los “autores” del trabajo. ¿Ves mi nombre por alguna parte? No sea que por mis dificultades visuales recientes yo lo haya saltado, tal vez… ¡Todo es posible!

NOTA: Todo el que me lee sabe que no utilizo términos agresivos ni descalificadores hacia nadie de modo directo y personal, aunque critico las malas praxis donde las hallo (he aquí un ejemplo, y otro aquí); y cuando fallo, aunque sea de forma involuntaria pero con implicación pública -porque la falla pueda afectar a otros de cualquier modo-, lo reconozco y pido excusas públicamente como lo hice aquí; pero mis críticas públicas son siempre generales, y cuando procede, las hago individuales en privado. Mas los protagonistas de los plagios que estoy denunciando se han descalificado ética y profesionalmente ellos mismos; por ende, me siento en plena libertad de expresarme del modo en que lo hago (y aún siento que estoy siendo cuidadoso y delicado). No me disculpo en modo alguno, ni ante ellos ni ante nadie. Para mí, plagiar es robar.

Un poco de luz

Otra cosa muy diferente es que se utilicen los trabajos como fuente bibliográfica para los usuarios de determinados sitios, respetando la autoría y mencionando explícitamente a los autores. Por ejemplo, el artículo de marras ha sido incorporado al stock de Buenas Tareas, pero mencionando mis dos nombres y mis dos apellidos en mi calidad de autor (por cierto, aparece explícitamente publicado ahí el 13 de noviembre de 2010, un año antes del segundo plagio aquí descrito, y dos antes del primero). Y mi trabajo de orientación Cómo seleccionar el tema de las Tesis de Maestría, está en una base documental y bibliográfica mexicana muy rica en información académica a la que alguien lo subió con el crédito a mi autoría (lo cual me honra). Y hay otros muchos por ahí, así; incluyendo dos de mis ebooks. Y yo, feliz y agradecido. Que para eso creamos, producimos y difundimos contenidos desde la investigación y la experiencia: para que lo honestamente creado sirva a otros para crecer honestamente. ¡EXCELENTE! ¡MIL GRACIAS!

Hay muchas formas para hacerlo bien, por Dios. Cuando comentaba sobre este artículo que ahora estás leyendo a mi colega, amigo y compañero de trabajo, el Dr. Edgar Rojas (Director de Investigaciones en mi Universidad, con quien solemos conversar mucho sobre diversos temas), me mencionó y mostró la evidencia de un caso opuesto a lo que aquí estoy criticando, y me ha parecido excelente para ilustrar mi punto desde una mirada positiva. Aunque no se trata del mismo tipo de acción, resulta ejemplarizante, y es lo que deseo compartir: el buen ejemplo sobre cómo usar contenidos ajenos. Mira esto:

Esta imagen es la captura del intercambio de mensajes entre mi colega y un profesor de otro país (por obvias razones de respeto y cuidado he borrado la dirección de correo de este último, pues no tengo autorización para difundirlo), cuyo material educativo visual le resultó interesante a Don Edgar para ser utilizado en su docencia. Y dicho material está disponible en la web. Pero no es suyo: tiene un autor declarado. Por razones elementales de decencia y ética profesional, no debía ser utilizado sin permiso. E hizo lo correcto: pedir permiso. Y como puedes ver, la respuesta fue, no solo positiva, sino muy estimulante y prometedora de futuras oportunidades. Y personalmente yo he vivido esta experiencia muchas veces, tanto pidiendo como otorgando autorizaciones, y conozco otros muchos casos donde se ha hecho LO CORRECTO. Y puedo dar fe de que la respuesta en estos casos suele ser positiva. Nuestro gremio académico es cortés, gentil y solidario.

He aquí otros dos ejemplos de ello, que me involucran directamente:

Recuerdo que para escribir el Manual de Administración por Objetivos mencionado párrafos atrás (el cual me urgía para utilizarlo como material didáctico en una consultoría y una serie de entrenamientos como parte de ella) encontré en la red un artículo que contenía citas de varias fuentes que yo necesitaba usar. Pero ni siquiera me pasó por la mente usarlo sin permiso: le escribí a su autor y este me autorizó para ello, muy amablemente (estoy buscando esos mensajes, y apenas los halle actualizaré este post con esa evidencia; hay que seguir promoviendo buenas prácticas y ofreciendo ejemplos de que hacerlo bien es posible, y muy rentable en términos de marca personal). Y en otro caso, allá por 2010, siendo yo a la sazón Director de una recién creada Escuela de Hotelería y Turismo de acá, asumí la tarea de escribir los Manuales Didácticos de varias materias para los primeros grupos de estudiantes que ingresaron a ella; la búsqueda de información pertinente en línea me condujo a lo que ves en la siguiente imagen:

El mensaje mío es más largo, pero he capturado solo lo esencial. Como en el caso anterior, he borrado la dirección del colega y compatriota por no tener su permiso para difundirla; no así su nombre ni su buen ejemplo de solidaridad y desprendimiento, para lo cual no necesito autorización alguna. Ni tampoco tengo por qué ocultar mi vocación y propensión personal a respetar la producción intelectual ajena. Pues de eso trata toda esta historia.

¿Es tan difícil?

Y AHORA UNA EXHORTACIÓN, CON ÁNIMO DE AYUDA, Y UNA PETICIÓN, CON TINTES DE ADVERTENCIA.

La exhortación (con ánimo de ayuda):

Para ti que estás entrando al mundo de la creación en línea, o en pleno curso de un programa académico, o en cualquier otro proceso que implique o involucre desarrollar y difundir producción intelectual propia. Te exhorto a lo siguiente:

Piensa en ti. Piensa en tu presente y sobre todo en tu futuro: qué sucedería si cometes un plagio, se descubre y se hace público. Piensa en tu marca personal. Piensa en tus padres, o en tus hijos: ¿qué les dirás cuando se enteren de que plagiaste un trabajo ajeno? O en otro tema, ¿con qué moral asumirías y practicarías tu función educativa y el ejemplo que debes ofrecer a tus hijos como padre o madre, si tienes sobre ti el peso de semejante acto inmoral? ¿Con qué cara mirarás a tus viejos, o a tus hermanos, o a tu pareja, que han hecho o aún hacen incontables sacrificios para pagarte una carrera, o una maestría, o lo que sea que vayas a hacer o estés haciendo, si un día se enteran de que has sido expulsado o sancionado por plagio… y en el mejor de los casos, con consecuencias solo académicas, y no penales? Y tus jefes o colegas o subordinados, ¿cómo crees que te mirarán en lo adelante?

Y sobre todo, tal vez lo más importante… ¿cómo te mirarás al espejo, si has sido o aún eres alguien decente y de vergüenza? ¿De dónde sacarás la paz para dormir tranquilo y feliz por tu logro, si lo has conseguido bajo el fraude que significa plagiar trabajo ajeno?

La petición (con tintes de advertencia):

Para los copiadores que navegan en la red: si piensan plagiarme, por favor, sean cuidadosos, ya que no son respetuosos. Por razones laborales/profesionales y por inclinación personal a aprender, yo me paso la vida investigando en línea. Puedo detectarlos y descubrirlos hasta por casualidad (como ha ocurrido con los dos casos comentados aquí, y otros varios). No les cuesta trabajo alguno mencionarme o citarme. Suelo ser muy pródigo en lo que comparto gratuitamente en la web. No me guardo nada, o casi nada. Y lo seguiré haciendo así, porque esa es mi filosofía y mi ideología profesional. No pierdo nada con que ustedes me plagien, salvo un poco de mi paz, de forma momentánea: luego se me pasa. Pero en adelante, cada vez que descubra un plagio lo denunciaré de esta forma explícita mencionando a los comisores del hecho y lo difundiré en todas partes, de modo que ustedes puedan ser fácilmente identificados por toda la red y tratados como merecen. Tengo muchos colegas y amigos que literalmente reinan en sus respectivos campos en Internet, gracias a su potente visibilidad y excelente posicionamiento digital, quienes además son gente seria que detesta estas cosas y quiere combatirlas. Y al denunciar los plagios, haré énfasis en los espacios con los que ustedes puedan relacionarse y ser en ellos conocidos o reconocidos en virtud de sus perfiles profesionales. Pueden perder mucho más que yo.

E invito/exhorto/pido encarecidamente a todos los colegas, amigos, navegantes, creadores, lectores, gente serie y digna que utiliza la red para el bien, para aportar valor a la humanidad, a que haga lo propio. Esta pandemia, esta locura, esta fiebre de apropiarse miserablemente de la creación intelectual ajena y posicionarse profesionalmente apalancándose en el talento, la competencia, el esfuerzo y la producción ajena, tiene que parar. O al menos, disminuir a extremos “tolerables” (si es que puede haberlos). O como mínimo, si ello no sucede, debe quedarnos a nosotros la tranquilidad de haber hecho lo correcto al respecto.

Y para los denunciados en este post, por si alguna vez les llega la noticia, sepan que tengo copias imborrables de su plagio, por demás muy contundentemente demostrado. Si quieren quitar de la red “sus” trabajos, háganlo por vergüenza o por arrepentimiento, no por autoprotección. El famoso “derecho al olvido” opera en la web, no en mis computadoras personales ni en los otros soportes donde hago mis backups.

Despedida, por hoy

Para ti, amigo lector, mi acostumbrado abrazo. Te espero por aquí en mi serie temática Mitología y Gestión de la Marca Personal, cuyo post más reciente, La Marca Personal solo es para “famosos”, ya está en línea; en los comentarios de este que tan gentilmente has leído, y siempre, siempre, en las redes que compartimos. ¡Seguimos conectados!

Cordialmente…

Vladimir

--

--

Cubano. Padre. Académico. PhD. Mentor profesional internacional, RGM. Consultor. Comunicador. Miembro fundador de Personal Branding LATAM. Blogger académico.